Durante la Semana Teresiana, realizada en octubre: Mes de Santa Teresa, celebramos y dimos gracias a Dios por formar parte de una familia extendida por todo el mundo y sobre todo por habernos regalado a Santa Teresa como maestra de vida: una mujer que dejó un legado espiritual a la humanidad.
Ser teresianos significa entre otras cualidades: identificarse y vivir los valores de verdad, fortaleza, alegría, humildad, generosidad y magnanimidad.
Significa vivir en un trato de amistad con Jesús para aprender de Él, y compartirle nuestra vida con sus penas y alegrías, éxitos y fracasos, temores y esperanzas. Significa estar comprometidos con la sociedad y la cultura en la que vivimos y desde ahí transformar aquello que deshumaniza.
Los valores que sustentan nuestra acción son algunos de los que nos dejó Teresa con su ejemplo de vida, pues ella se caracterizaba por andar en Verdad, por enfrentar con fe y esperanza los desafíos y momentos difíciles (fortaleza), por ser generosa en su entrega a los demás (generosidad), por reconocer sus virtudes y también sus debilidades (humildad), por vivir su vida desde el optimismo y saberse amada por Dios (alegría), por ir más allá de sus propias necesidades, buscando lo mejor para todos, en cada circunstancia (magnanimidad).
Todas estas virtudes las conocemos como Valores Teresianos, valores que son el motor de nuestro actuar y que tratamos de hacer vida durante las distintas actividades a las que fuimos convocados.
