Nuestra comunidad Teresiana participó, la tarde del martes 19 de octubre, en un taller formativo carismático, para compartir el mes de nuestra Santa, sus enseñanzas y mensajes de amor a Jesús y a su Iglesia. Teresa, hija de la Iglesia, que experimentó cuestionamientos y acontecimientos dolorosos de sus integrantes en su contexto histórico, supo conmoverse, reformar y fundar nuevas comunidades de discípulos de Cristo, con la convicción de ser familia, hijos del mismo Dios, que sale al encuentro de la sociedad con sus armas que son las letras, la oración y la vida interior.
En la actualidad, nuestra Iglesia en ocasiones nos duele, pero al ser parte de la Iglesia, madre de todos, nos vuelve a invitar a su transformación, renovando los encuentros, reconciliándonos y perdonando nuestras faltas, para que cada día seamos más los amigos y amigas de Jesús, y miembros de una Iglesia donde todos somos bienvenidos, que está siempre atenta a respetar la dignidad de sus miembros, sin exclusión, siendo los necesitados de nuestra humanidad la prioridad.
Esta nueva Iglesia que nos invita el Papa Francisco, donde todos estamos convocados aportar en la Asamblea eclesial de América y el Caribe que se está realizando durante este año, se simbolizó en un árbol, Arce Japonés, que juntos plantamos en nuestra Plaza de San Enrique y que nos recordará que somos Iglesia misionera en camino que celebra su fe y sale al encuentro de la sociedad con un corazón bondadoso, al estilo de Jesús.
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